Un perro educado

es una garantía

La Leishmaniosis

Todos los propietarios de perro debemos conocer en que consiste esta enfermedad, que aunque grave, esta experimentando mejoras continúas en su tratamiento. Hoy en día el diagnóstico de leishmaniosis de nuestro perro ya no tiene porqué hacernos pensar ene l sacrificio. Si bien es una enfermedad que aún hoy no parece tener cura definitiva, los avances obtenidos consiguen en la mayoría de los casos frenar el desarrollo de la enfermedad y permitir al animal continuar con una vida normal. La clave esta en la detección precoz, por eso es fundamental estar informados.

QUÉ ES

La leishmaniosis o “enfermedad del mosquito” es una enfermedad parasitaria causada por protozoos del género Leishmania que se trasmite por la picadura de un mosquito del género Phlebotomus (phlebotomus perniciosus y phlebotomus ariasi)

Es una de las pocas zoonosis que afectan a nuestras mascotas. Sin embargo tanto nuestros canes como los seres humanos afectados no contagian la enfermedad directamente por ninguna vía –contacto físico, saliva, sangre, etc- por lo que podemos estar tranquilos. El contagio se produce realmente mediante la picadura de un mosquito.

No solo afecta a perros, sino también a otras especies animales como lobos, zorros e incluso ratas, por lo que la eliminación de los perros afectados por esta enfermedad no puede ser considerada como una medida preventiva válida, de hecho eliminar los perros aumenta las infecciones en humanos, esto fue comprobado en un estudio en México donde aumento drásticamente el contagio en humanos tras eliminar a todos los perros callejeros como medida “preventiva”.

Debido fundamentalmente a los hábitos de su vector de propagación –la hembra del mosquito- es una enfermedad típica de regiones tropicales así como de la cuenca mediterránea. Nuestro país esta por lo tanto incluido dentro de las áreas endémicas de esta enfermedad.

En España se presentan fundamentalmente dos tipos de Leishmaniosis, en función de sus manifestaciones patológicas: la leishmaniosis visceral y la leishmaniosis cutánea, lo que no significa que una de ellas no termine derivando en la otra.

TRANSMISIÓN

Sólo las hembras del mosquito se alimentan de sangre y por lo tanto son capaces de transmitir la enfermedad mediante su picadura. Tampoco todas las picaduras de este género de mosquitos transmiten la enfermedad, la hembra del mosquito también tiene que estar infectada para que la transmisión sea posible. Explicaremos con más detalle el proceso:
Primeramente la hembra del mosquito “sana” debe picar a un animal infectado por esta enfermedad. Mediante la picadura adquiere los parásitos, que dentro del estómago del mosquito cambian de forma y se vuelven alargados, se adhieren a la pared intestinal y se reproducen. Cuando la hembra del mosquito, ya infectada, pica por segunda vez, los parásitos se depositan en la piel del perro. A través de la picadura el parásito entra en el cuerpo del hospedador (vive dentro de un tipo de leucocitos de la sangre) y comienza una nueva metamorfosis hacia una forma redondeada, a partir de entonces los parásitos se dispersan por los órganos, dando origen a la enfermedad.

El período de incubación en el perro es variable, pudiendo fluctuar desde los tres hasta los 18 meses, y en algunos casos puede mantenerse latente antes de desarrollar la enfermedad durante años siempre y cuando el sistema inmunológico del animal esté en perfecto estado.

Tal y como podemos apreciar el convivir o no con un animal afectado no es un factor clave para la transmisión de la enfermedad ya que desde que el mosquito pica al animal hasta que se convierte en trasmisor de la enfermedad pueden haber pasado varios días y estar lejos del origen de la infección. El habitual que en una misma casa convivan animales sanos y otros afectados sin que se pueda establecer un mayor índice de contagio que en animales que no comparten hogar con otros enfermos de leishmaniosis.

En el caso e enfermos de Sida o personas que pasen por períodos de bajada de defensas por enfermedades o tratamientos severos es recomendable consultar con el médico para que establezca medida preventivas adicionales.

SINTOMATOLOGÍA

La sintomatología es muy variable, dependerá fundamentalmente del tipo de leishmania que sufra el animal, pero podemos distinguir estos síntomas como algunos de los más habituales:
Adelgazamiento, apatía o debilidad, hemorragias nasales, inflamación de los ganglios, lesiones cutáneas, mala cicatrización, crecimiento desmesurado de las uñas...

Algunos animales permanecen asintomáticos (no muestran signos externos de la enfermedad) durante períodos de tiempo variable, por eso se hacen más necesarios que nunca los controles periódicos para detectar la enfermedad.

DIAGNÓSTICO

Según la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, en los últimos seis años se ha duplicado el número de perros tratados por leishmaniosis. Este dato, lejos de resultar alarmante o indicio de un aumento vertiginoso de la enfermedad, puede deberse simplemente al aumento de los controles preventivos que permiten que hoy en día la enfermedad sea detectada en más animales, aunque siga afectando porcentualmente al mismo número que hace unos años. Dado que los animales diagnosticados a tiempo y tratados pueden dejar de ser contagiosos, este aumento del incide de casos de leishmaniosis podría ser considerado como una noticia esperanzadora.

De hecho en el ser humano, donde los controles son desde hace años mucho más escrupulosos que en los canes, no se ha mostrado aumento porcentual significativo del avance de esta enfermedad.

El diagnóstico se realiza habitualmente mediante análisis de sangre. La enfermedad precoz de esta enfermedad es clave para su tratamiento, en países donde es un mal endémico como en el nuestro, se hace altamente recomendable realizar al menos una prueba anual a nuestro perro para detectar la enfermedad antes de que se desarrollen los primeros síntomas, lo ideal sería realizar dos controles preventivos al año, uno casa seis meses.

LA LEISHMANIOSIS EN EL SER HUMANO

En el ser humano, incluso en el caso de que se produzca el contagio, raramente se desarolla la enfermedad, produciéndose en todo caso en niños o en persona inmunodeprimidas (con problemas de defensas). La enfermedad puede ser grave en conjunción con otros cuadros clínicos como en personas con Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida y en personas sometidas a tratamientos inmunodepresores (pacientes oncológicos, trasplantados, etc); pero la enfermedad en si misma en el ser humano es fácilmente controlable.
En países endémicos como España es habitual que buena parte de la población sea portadora latente del parásito sin que este llegue a desarrollarse por completo hasta que una bajada de nuestras defensas propicia el desarrollo de la enfermedad.

Las pruebas actuales para leishmania miden los anticuerpos generados por el perro frente a la enfermedad. Los anticuerpos son unos elementos que produce un organismo para hacer frente a los antígenos del protozoario: es decir, el parásito en cuestión hace que el perro genere unos anticuerpos al notar su presencia con el fin de destruirlos (o intentarlo). Parece ser una reacción proporcional: a más cantidad de parásitos más anticuerpos se generan.

La Leishmaniosis, cogida a tiempo, tiene muy buen pronóstico actualmente y aunque no tiene curación definitiva se consigue estabilizar la enfermedad.

Al detectar estos anticuerpos mediante el análisis de sangre podemos determinar que el perro ha estado expuesto al parásito, lo cual no significa forzosamente que este enfermo; puede que sus defensas tengan al parásito a raya y sea un portador, es decir, transmite la enfermedad pero no la desarrolla.

Mediante la analítica medimos también la “cantidad” de parásitos a través del nivel de anticuerpos que aparezcan, a esto se le llama la titulación de anticuerpos. El resultado se reproduce según una fracción, por ejemplo 1/340 o 1/1600.

¿Son fiables estos resultados?

Ninguna analítica es fiable al cien por cien. A pesar de que el grado de sensibilidad de las pruebas es muy bueno puede darse el caso de que si la concentración de anticuerpos es muy, muy baja la prueba no lo detecte, dando un falso negativo. Es por esto que en perros enfermos y tratados de la enfermedad se puede llegar a un grado de control tan alto de la enfermedad que los análisis sean negativos, lo cual no significará que haya desaparecido por completo, es necesario mantener unos controles periódicos durante toda la vida del animal.

También puede darse el caso contrario: la especificidad indica la capacidad de la prueba para detectar eso que estamos buscando –en este caso el anticuerpo desarrollado para atacar al protozoo de la leishmania- y no algo muy parecido. Si la prueba no es muy específica puede dar un falso positivo, habrá que realizar nuevos análisis para asegurarnos de que lo que ha dado positivo es realmente leishmaniosis y no algo similar.

Por estos motivos es frecuente que las analíticas que determinan la leishmaniosis se repitan si el veterinario tiene dudas al respecto de los resultados, tanto positivos como negativos.

TRATAMIENTO

A diferencia de otras enfermedades, no hay un protocolo estándar que valga para todos los casos. El tratamiento será distinto dependiendo de la variedad de leishmaniosis sufrida por el animal y de su grado de desarrollo. El veterinario deberá valorar el estado general del perro, el nivel de infección, la respuesta inmunitaria del animal, y el estado de los órganos que hayan podido verse afectados.

El Glucantime es el medicamento que actúa directamente sobre el parásito, es un fármaco bastante agresivo y no todos los animales reaccionan igual. Hay que andar repitiendo analíticas cada poco para ver como esta evolucionando la enfermedad y ajustar dosis y tomas al mínimo imprescindible. En casos de pacientes con fallo renal el pronóstico es malo y el Glucantime no puede usarse. En cualquier caso suele ser administrado junto con medicamentos protectores para evitar al máximo posible los daños sobre el organismo.

Otro fármaco que suele utilizarse es el Zyloric –alopurinol-, este no destruye el parásito, se utiliza para romper su ciclo reproductivo y por lo tanto evitar que se continúe desarrollando. Mediante su administración, pues, estamos intentando evitar que la enfermedad cause más daño al animal pero no estamos actuando contra el parásito. Este fármaco también tiene graves efectos secundarios utilizado en dosis altas.

Se usa también Ripercol –levamisol- es un antiparasitario que tiene la interesante propiedad de aumentar las defensas inespecíficas.

Paralelamente pueden ser necesarios tratamientos alternativos para corregir las lesiones de los órganos afectados... hay que ajustar el tratamiento según como responda el perro. No es una enfermedad de pautas fijas.

Hay razas que lo aguantan mejor y otros que se vienen abajo rápidamente con fallo renal o problemas hepáticos. Creemos que las razas mediterráneas son menos frágiles y lo aguantan mejor. Un Teckel o un Rottweiler muchas veces no resisten bien a la enfermedad. Puede ser que las razas del sur se hayan adaptado un poco a la enfermedad y hayan producido cierta resistencia.

Actualmente se están desarrollando tratamientos homeopáticos que se demuestran efectivos en un buen número de casos, sin resultar tan agresivos como los tratamientos medicamentosos tradicionales. Incluso se habla de que estos tratamientos puedan resultar efectivos también para la prevención del desarrollo de la enfermedad.

En cualquier caso y sea cual sea el tratamiento elegido, es necesario procurar al animal unas condiciones de vida que mejoren sus defensas para la lucha contra la enfermedad. Una buena alimentación y hábitos de vida saludables mejoraran sustancialmente su calidad de vida. Los perros positivos es Leishmania necesitan una vida muy estable, sin cambios en la alimentación ni en el ambiente porque cualquier estrés puede bajar las defensas y dejar la puerta abierta para que la leishmania pueda actuar.

LA ENFERMEDAD EN LOS ANIMALES ABANDONADOS

Actualmente se estima que el 8% de los perros españoles están afectados por esta enfermedad. De los animales afectados solo algo más de la mitad han desarrollado síntomas clínicos, por lo que la no realización de controles preventivos aumentará la gravedad de la enfermedad en caso de padecerla, al ser detectada en un estado más avanzado.

En la Comunidad de Madrid, en el caso de los perros alojados en las perreras municipales durante el mes de Abril de 2004, solo un 1% estaba afectado por la enfermedad por lo que el riesgo de adoptar un perro con Leishmaniosis es mínimo.

Las protectoras de animales, conscientes de la problemática de la leishmaniosis y de la eficacia de los tratamientos aplicados en las primeras fases de la enfermedad, suelen realizar en la medida de sus posibilidades, periódicamente análisis de sangre a sus animales, con lo que es frecuente que a la hora de dar al animal en adopción este ya este en tratamiento y solo necesite continuar con su medicación para el control total de la enfermedad.

Perros positivos han causado en Alemania mucha controversia llegando hasta el punto que ciertos políticos querían prohibir la importación de los mismos. Los veterinarios allí no están acostumbrados a tratar la enfermedad y muchas veces insinúan al duelo que hay que sacrificar al perro para evitar problemas. Hay mucho pánico innecesario y es muy importante informarse bien para valorar correctamente esta enfermedad.

Adquirir un animal “sano” no nos garantiza que no vaya a contagiarse en el futuro, por lo que no adoptar un animal solo porque padezca esta enfermedad es absurdo, ningún dueño esta a salvo de la leishmaniosis, la prevención y el diágnóstico a tiempo son nuestra únicas armas para garantizar el éxito contra esta enfermedad.

PREVENCIÓN

Actualmente no hay un método preventivo 100% eficaz, por lo que debemos recurrir a una combinación de medidas preventivas para intentar evitar el contagio.

Las hembras de Phlebotomus son activas en nuestro país desde Mayo hasta Septiembre u Octubre, mientras las temperaturas cálidas permiten su reproducción, son de hábitos fundamentalmente nocturnos, por eso una de las medidas de prevención consiste en evitar que el perro este expuesto al mosquito durante estos meses durante la noche y la puesta y la salida del sol, haciéndose muy conveniente que el perro no duerma en el exterior.

Hay que evitar también sacarle durante estos períodos en zonas pantanosas o de acumulación de residuos vegetales donde se da más proliferación de estos insectos.

El uso se collares con insecticidas repelentes (actualmente se comercializa el excalibur) esta muy aconsejado, aunque no se puede determinar su eficacia es una medida más que nos ayudará a mantener a nuestro perro a salvo. Para los perros alérgicos a este collar existe una solución alternativa, el collar Bio Band Plus a base de aceite de citronella, azadiractina.